8.9.08

COMECHINGONES DEL PUEBLITO PROCLAMAN SUS CURACAS

Por primera vez, los aborígenes de la ciudad nombrarán a siete caciques. Los descendientes buscan un reconocimiento social y reivindicación de sus orígenes.
“Mientras hay curaca, hay comunidad”. Con ese horizonte que trazó Lino Acevedo, el último cacique comechingón que habitó hasta 1901 la ciudad de Córdoba, un grupo de siete familias descendientes de aborígenes proclamará hoy a sus curacas (jefes o caciques de familias o clanes). Será el primer paso en la búsqueda de una reivindicación social a una cultura originaria. Sin ritos especiales, se celebrará a las 19 en el Instituto de Culturas Aborígenes, en la Semana de los Pueblos Originarios. “Siempre negaron nuestra existencia en la ciudad. Queremos que sepan que existimos”, dice Lucía Villarreal, la curaca que vive en barrio Alberdi, en la tierra que habitaron sus ancestros antes de la llegada de Jerónimo Luis de Cabrera. Estas familias, de diversos estratos sociales y culturales, están decididas a organizarse, a buscar a otros descendientes, a fomentar y preservar su cultura, a pelear por sus tierras (de 8.335 hectáreas comechingonas sólo habría quedado en sus manos 177 manzanas), a hacer sentir su voz. Son habitantes de Alberdi, cerca del Cementerio San Jerónimo y zonas aledañas, que antiguamente se llamó el Pueblo de La Toma. El nombre remite a la construcción de una toma de agua en el río Suquía y una acequia para regar las quintas. “El primer paso será la búsqueda de otros hermanos”, dice Alberto Canelo, otro cacique. La idea es conformar un Consejo de Curacas. “Hay que reorganizar lo que ya estaba organizado”, dice Miriam Canelo, en relación a la llegada de los colonizadores. Gladys Canelo resume: “Siempre estuvimos aquí. La ciudad nos invadió”. Vicenta Villarreal, cartonera con 14 hijos y “un montón” de nietos, asegura que aún conservan tradiciones ancestrales y hasta la farmacopea tradicional. “Muchas cosas se han perdido, pero lo importante es su conciencia de ser previos a la colonia española”, asegura Adriana Gleser, directora del Centro de Investigaciones del Instituto. La conciencia del origen. La conciencia de los orígenes terminó de despertar después de que se conocieran, el año pasado, los resultados de una investigación realizada por el Centro. El relevamiento confirmó lo que estas familias ya sabían. Se basó no sólo en la tradición oral sino en lo documentado en el Libro de bautismo y óleos de los indios del Pueblo de la Toma, de 1792, que se encuentra en los archivos del Arzobispado. Los curacas son Alberto Canelo, Rubén Villafañe, Lucía Villarreal, Sara Lutri, Argentina Acevedo, Lucia Iriarte y Ramón Aguilar.
Nota La Voz del Interior 18 de abril de 2008